Cróniques de Merche, dende Nicaragua (V)

Río Bocay, Nicaragua

07/10/06. «Bueno hola de nuevo. Pensé que hoy no iba a ser capaz de informar de mi rollo. Pero no me he podido resistir. Al menos para decir que mañana es sábado y no nos levantamos a las 4.30, ni a las 5.30. Mañanana solo nos levantamos a las 7.30. Me van a sobrar horas en la habitacion, porque a las 4 ya no hay quien duerma.

»Hoy ha sido un día duro, al menos para mí. María lo ha visto de otra forma, pero para gustos, los colores...

»Hemos visto amanecer en la camioneta, camino de El Cuá. Hay brumas en todas las montañanas, los cafetales se extienden al lado de nuestro camino, a lo largo de nuestra vista, son montañas jalonadas de cafetales y plantas de banano para darles sombra. La bruma aparece en todas las cumbres que nos rodean, el camino sube y baja sin parar. Un poco mas adelante bajamos muchos metros de desnivel en "la camaleonera", curvas y curvas de casi 360 grados en un camino roto por la lluvia y resbaloso. Hace unos meses se despeñó una ambulancia y murieron todos, también el médico y la enfermera. Walter controla el volante como un caimán. Detrás llevamos , como todos los días, diferentes personas que vamos recogiendo (refollando, perdón).

»Durante el camino hamos hablado con los recolectores del café, temporeros que trabajan de sol a sol, cobrando un sueldo miserable, 15 pesos al día (menos de 1 euro).

»Llegamos a Bocay a las 8.30, el Centro de Salud es deprimente, hoy no se me quita la angustia ni para atrás. Poco personal, poca motivación, poco sueldo , y colas de gente esperando ser atendidas. Mientras María hace una encuesta a una niña recien parida de su cuarto hijo, me asaltan cuatro señoras con sus hijos.

»- Hola señora Licenciada, ¿Pero es que no nos van a ver a nuestros niños???????. Le explico nuestra misión y aprovecho para hacerle una encuesta. Sobre 5 les ha puntuado 1 en este centro... Acabamos con unas fotos.

»- ¿Y de dónde es usted señora?, porque yo tuve un novio de España...

»Seguimos camino, de vuelta, hacia El Cuá. Llevamos atrás a dos enfermeros del centro de salud que vuelvea a Jinotega para un curso. Llueve como sólo lo hace en el trópico, y ellos se cobijan bajo un pequeño impermeable. Llegan hechos una sopa.

»En el Cuá no tienen colchones en las camas, y yo ya no aguanto más. los niños tristes, la tristeza en sus ojos... las madres son tan jóvenes, y tienen tantos hijos...

»Nos vamos a comer y regresamos a Jinotega a las 4.30... Doce horas sin parar, pero los turnos de los sanitarios aquí, son de muchas mas horas, y no se quejan...

»La tarde sigue sin parar y para terminar unas cervezas con Walter. Hemos acabado el trabajo con él. Viene muy triste, no le han pagado lo que esperaba; bueno, no le han pagado nada porque no hay plata en el Silais... María y yo decidimos darle un regalo para su niño, 300 Córdobas para que le compre algo, o saque a su mujer a bailar...

»Y ya me voy a la cama, porque a pesar de la angustia, soy capaz de disfrutar y de saber que a mi vuelta, tengo una cama calentita, un trabajito de 7 horas y mucha gente que me quiere. No se si lo soporto , digo lo de quejarnos tanto, allí.

»Muchísimos besossss. No tengo más palabras. Merche».